EXPERIENCIA EN LAS PRACTICAS
DIARIO PRACTICUM
PRIMERA SEMANA:
Durante mi primera semana en el centro, viví mis primeros momentos de contacto directo con los alumnos. Al llegar el primer día, recuerdo perfectamente que me sentía muy nervioso, ya que no sabía exactamente qué me iba a encontrar en clase ni cómo sería la dinámica con los estudiantes.
El primer día resultó ser un poco diferente de lo esperado, ya que mi tutor asignado no se encontraba en el centro. Por esa razón, tuve que pasar mi jornada en el aula de 5ºB. A pesar de la incertidumbre inicial, fue una experiencia interesante que me permitió conocer de cerca cómo se trabajaba en otras clases y familiarizarme con el entorno. Los días siguientes de la semana sí los pasé junto a mi tutor asignado, lo que me permitió finalmente conocer a los alumnos con los que estaría trabajando durante mi estancia.
La primera impresión que tuve de los estudiantes fue muy positiva. Al principio, se mostraban sorprendidos de verme, pero a la vez estaban bastante interesados, ya que no tardaron en hacerme preguntas sobre quién era y qué iba a hacer con ellos. Este primer acercamiento sirvió para romper el hielo y comenzar a construir una relación cercana con ellos.
Durante los primeros días, mi principal tarea consistió en observar atentamente. Me dediqué a familiarizarme tanto con los alumnos como con el entorno general del aula, al mismo tiempo que aprendía cómo se desarrollaban las clases y cuál era la metodología empleada por mi tutor. Esta fase de observación fue muy útil, ya que me permitió comprender el funcionamiento del grupo y sentar una base sólida para mi participación activa en el futuro.
SEGUNDA SEMANA:
Durante la segunda semana, la dinámica en clase se mantuvo bastante similar a la de la primera. Mi rol principal continuó siendo el de mero observador, aunque en esta ocasión empecé a sentirme más integrado tanto en el entorno del aula como en el resto del centro. Poco a poco, fui entablando una mayor conversación con los profesores, no solo con aquellos que impartían clase en el aula donde estaba asignado, sino también con docentes de otras materias y cursos. Este acercamiento me permitió comprender mejor cómo se organizaba el trabajo en el centro y cómo se coordinaban los diferentes profesores.
Además, durante esta semana, comencé a participar de manera más activa en los recreos, donde la interacción con los alumnos fue más espontánea y directa. En estas ocasiones, colaborábamos en la resolución de pequeños conflictos que surgían entre los niños, lo que me ayudó a desarrollar habilidades de mediación y gestión de situaciones cotidianas propias del entorno escolar.
Una de las novedades más significativas de esta semana fue la posibilidad de moverme entre distintas aulas. Pude visitar varias clases, como 4ºA y 5ºB, lo que me brindó una visión más amplia de las dinámicas de trabajo en distintos niveles educativos. Este movimiento entre aulas resultó enriquecedor, ya que cada grupo de alumnos tenía características propias y exigía una adaptación diferente por parte de los profesores. Además, me permitió observar diferentes estilos de enseñanza y metodologías aplicadas por otros docentes.
Otro aspecto destacado de la semana fue mi participación en dos sesiones de musicoterapia, una experiencia especialmente interesante y formativa. En la primera sesión, trabajaron con niños que presentaban necesidades educativas especiales, poniendo el foco en la estimulación sensorial y emocional a través de la música. La segunda sesión, en cambio, estuvo dirigida a alumnos con altas capacidades, quienes desarrollaron actividades más complejas enfocadas en la creatividad y la expresión musical. Estas clases de musicoterapia no solo ampliaron mi perspectiva sobre la diversidad del alumnado, sino que también me permitieron comprender cómo las diferentes técnicas pedagógicas pueden adaptarse a las necesidades específicas de cada niño.
En general, esta segunda semana fue similar a la primera en cuanto a mi rol, ya que seguía siendo más pasivo y centrado en la observación. Sin embargo, tuve la oportunidad de conocer con mayor profundidad el desarrollo de distintas asignaturas y actividades complementarias, lo que me proporcionó una visión más completa del trabajo que se realiza en el centro.
TERCERA SEMANA:
Llegada la tercera semana, asumí un rol mucho más participativo en el aula. Mi tutor, que ya había observado mi adaptación y compromiso durante las dos primeras semanas, comenzó a integrarme de manera más activa en el desarrollo de las clases, lo que me permitió involucrarme directamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Como parte de esta nueva dinámica, me asignó un pequeño grupo de cuatro alumnos a los que debía ofrecer apoyo específico. Esta tarea no solo me ayudó a fortalecer mi vínculo con los alumnos, sino que también me permitió poner en práctica algunas estrategias pedagógicas aprendidas previamente.
A lo largo de esta semana, estuve más involucrado en las sesiones diarias, desempeñando un papel de apoyo constante durante las actividades y tomando la iniciativa cuando era necesario. Mi presencia en el aula dejó de ser meramente observadora, y empecé a contribuir de forma más directa al desarrollo de las clases. En este sentido, ayudaba en la medida de lo posible, aclaraba dudas, reforzaba conceptos y colaboraba activamente con el tutor en la planificación y ejecución de las actividades propuestas.
Una de las experiencias más significativas de la semana fue cuando mi tutor me propuso que asumiera la responsabilidad de impartir dos asignaturas: Conocimiento del Medio y el Proyecto de Centro. Esta propuesta me llenó de entusiasmo, ya que me brindaba la oportunidad de enfrentar el desafío de preparar y dirigir una clase completa por mi cuenta. Acepté la propuesta con mucha ilusión, y me dediqué a organizar las sesiones, planificar el contenido y buscar maneras creativas de captar la atención de los alumnos. La experiencia resultó muy enriquecedora, ya que me permitió trabajar habilidades como la comunicación, el liderazgo en el aula y el manejo de grupos, aspectos clave en la labor docente.
En cuanto al entorno escolar, noté cómo poco a poco se consolidaba una relación muy positiva entre los alumnos en prácticas. Compartíamos experiencias, intercambiábamos opiniones y reflexionábamos sobre lo que íbamos aprendiendo día a día. Este ambiente de colaboración nos ayudó a sentirnos más cómodos y apoyados durante nuestra estancia en el centro.
Asimismo, continué manteniendo un contacto frecuente con los demás profesores, tanto en los pasillos como en los momentos de recreo. Este tipo de interacción me permitió no solo conocer diferentes puntos de vista sobre la enseñanza, sino también integrarme mejor en la dinámica del centro y sentirme parte del equipo docente.
Por otro lado, noté un cambio significativo en la relación con los alumnos. A medida que pasaban los días, se iban familiarizando cada vez más conmigo, y ya no me veían solo como un observador o alguien externo, sino como parte del equipo de profesores. Se mostraban muy entusiastas cuando les tocaba alguna actividad conmigo. Me sentí especialmente valorado por el respeto y la atención que me mostraban, tratándome como si fuera un profesor más, lo que reforzó mi confianza y motivación.
En resumen, esta tercera semana marcó un punto de inflexión en mi experiencia, ya que pude pasar de un rol pasivo a uno mucho más activo y participativo. Sentí que, poco a poco, estaba logrando consolidarme en el aula, aportando mi granito de arena al aprendizaje de los alumnos y fortaleciendo mi formación como futuro docente.
CUARTA Y QUINTA SEMANA
Durante las dos semanas siguientes, asumí plenamente el rol de docente. Mi tutor me asignó la responsabilidad de impartir las asignaturas de Conocimiento del Medio y Proyecto Central, lo que representó un gran reto y, a la vez, una oportunidad para desarrollarme como educador. Desde el primer momento, me propuse que mis clases no se limitaran a seguir el libro de texto, sino que fueran dinámicas, participativas y lo más estimulantes posible para los alumnos. Para lograrlo, decidí apoyarme en diversos recursos visuales que me ayudaran a captar y mantener su atención.
En las sesiones de Conocimiento del Medio, utilicé presentaciones digitales como herramienta principal para mis explicaciones. Estas presentaciones no solo servían como un soporte visual atractivo, sino que también me permitieron aportar contenido adicional y romper un poco con la monotonía que podría implicar seguir únicamente el libro. Aunque lo utilizaba como referencia, mi intención era que los alumnos se implicaran más en el aprendizaje mediante distintos recursos multimedia. Además de las explicaciones, reforzaba los contenidos con videos ilustrativos y fomentaba la participación activa de los alumnos mediante actividades de investigación.
Un aspecto que consideré fundamental fue el estudio diario de los temas. Para promover esta práctica, dedicaba parte del tiempo de cada sesión a realizar preguntas sobre los contenidos ya impartidos, lo que incentivaba a los alumnos a mantenerse al día con el estudio. Esta estrategia resultó muy útil, ya que no solo repasábamos lo visto en clase, sino que también ayudaba a los alumnos a consolidar los conceptos y a corregir cualquier duda o malentendido que pudiera surgir.
En cuanto a la asignatura de Proyecto Central, se trabajaba principalmente con tablets, lo que me dio la idea de relacionar esta materia con Conocimiento del Medio. Propuse una actividad grupal en la que los alumnos debían crear una presentación digital utilizando la herramienta Canva. El tema elegido fue la elaboración de un trabajo sobre un parque nacional de España. Para guiarles en el proceso, preparé una presentación inicial en la que explicaba cómo debían estructurar el proyecto y qué aspectos debían incluir. Durante las clases, estuve siempre presente, resolviendo las dudas que surgían y supervisando el trabajo de cada grupo. Esta actividad no solo fomentó el trabajo en equipo, sino que también les permitió desarrollar habilidades digitales y creativas.
Quisiera destacar especialmente una de las sesiones que resultó muy especial tanto para mí como para los alumnos. El viernes 29 tuve la oportunidad de impartir de forma consecutiva mis dos asignaturas, lo que me permitió planificar una actividad conjunta que combinara los contenidos de ambas. Decidí trabajar con una herramienta de realidad aumentada llamada Merge Explorer, utilizando los cubos interactivos que permiten visualizar modelos tridimensionales de diversos elementos. Comencé la clase con una breve explicación sobre qué es la realidad aumentada y cómo se aplica en distintos campos, para luego dejar que los alumnos exploraran libremente la aplicación durante unos minutos. La actividad continuó con una tarea más guiada, en la que nos centramos en el impacto de los seres humanos en el medio ambiente y el equilibrio de los ecosistemas.
La experiencia fue muy enriquecedora. Los alumnos se mostraron entusiasmados e interesados durante toda la sesión. Al principio, debo admitir que me costó un poco hacerme con el control total de la clase, ya que la novedad de la herramienta generó mucha emoción y movimiento en el aula. Sin embargo, una vez que logramos centrar la atención en la actividad, todo fluyó con total naturalidad. Los alumnos participaron activamente, guardaban silencio cuando se les pedía, y trabajaron con dedicación en las tareas que les asigné.
En general, durante estas dos semanas noté un cambio significativo en la relación con los alumnos. Al principio, sentía que algunos todavía estaban adaptándose a mi presencia como profesor, pero poco a poco fui ganándome su confianza y respeto. Llegaron a mostrar un gran interés por mis clases, e incluso algunos se mostraban ansiosos y expectantes por las actividades que íbamos a realizar. Este cambio de actitud fue muy gratificante, ya que sentí que mi esfuerzo por ofrecer clases dinámicas y participativas estaba dando frutos. Además, logramos crear un ambiente de respeto mutuo, en el que los alumnos se sentían cómodos para preguntar y participar, pero también sabían cuándo era el momento de escuchar y atender las explicaciones.
En definitiva, estas dos semanas fueron una etapa crucial en mi formación docente. Pude poner en práctica muchos de los conocimientos adquiridos previamente y desarrollar nuevas competencias, como la gestión de grupos, la planificación de actividades creativas y la resolución de conflictos en el aula. La experiencia me dejó una sensación muy positiva y me motivó a seguir mejorando y aprendiendo en el camino hacia la enseñanza profesional.
Enlace a la presentación de conocimiento del medio:
https://prezi.com/view/fyjSG4UHMzkn1yTdNZez/
Enlace a la presentación de realidad aumentada:
SEXTA SEMANA:
Durante esta semana continué impartiendo las clases de las asignaturas que me habían sido asignadas. Sin embargo, a diferencia de las semanas anteriores, el desarrollo de las sesiones fue un poco diferente, ya que habíamos terminado el tema en la asignatura de Conocimiento del Medio, y tocaba realizar el correspondiente examen de evaluación. Fui yo quien diseñó el examen, poniendo especial atención en que las preguntas abarcaran los contenidos más importantes que habíamos trabajado en clase. Una vez elaborado, se lo presenté a mi tutor para que lo revisara y me diera su aprobación. Finalmente, se llevó a cabo el examen, y debo decir que los alumnos lo realizaron con muy buenos resultados, lo que me dejó una grata sensación al constatar que habían estado atentos, comprometidos y habían comprendido bien los conceptos impartidos.
En cuanto a la asignatura de Proyecto de Centro, esta semana fue especialmente significativa, ya que llegó el momento de que los alumnos presentaran los trabajos que habían estado preparando durante las sesiones anteriores. Como ya había mencionado, los proyectos consistían en presentaciones digitales elaboradas en grupo sobre distintos parques nacionales de España, utilizando la herramienta Canva. Me encargué de evaluar estas presentaciones, tomando en cuenta no solo el contenido, sino también la creatividad, el diseño y el trabajo en equipo. Las exposiciones resultaron ser un éxito, ya que los alumnos se desenvolvieron muy bien, mostrando seguridad y entusiasmo al explicar sus proyectos. Además, los trabajos reflejaban el esfuerzo y la dedicación que habían puesto durante el proceso de creación.
Un evento destacado de esta semana fue la celebración de una carrera solidaria organizada por el centro, cuyo propósito era recaudar fondos y concienciar sobre la lucha contra la leucemia, en particular, en apoyo a un alumno del colegio que estaba enfrentando esta enfermedad. La carrera fue un acontecimiento muy emotivo en el que participaron todos los miembros de la comunidad educativa: alumnos, profesores e incluso los padres, quienes asistieron y se unieron a la causa con mucho entusiasmo. Esta actividad no solo sirvió como una oportunidad para colaborar por una buena causa, sino que también me brindó la posibilidad de interactuar más de cerca con los padres de los alumnos, algo que hasta ese momento había sido bastante puntual, limitándose a breves conversaciones en la salida del centro.
El evento fue una ocasión especial en la que se pudo percibir la solidaridad y el compañerismo de toda la comunidad escolar. Los alumnos mostraron un comportamiento ejemplar durante la actividad, siendo plenamente conscientes de la situación y comportándose con el respeto que requería el acto. Su actitud fue una muestra del ambiente positivo que se había logrado crear en el centro, y me sentí muy orgulloso de ellos, tanto por su participación responsable en la carrera como por su actitud en clase durante las semanas previas.
En general, esta semana fue muy gratificante, no solo porque pude ver los frutos del trabajo realizado a través del buen desempeño de los alumnos en el examen y en sus presentaciones, sino también por la experiencia vivida en la carrera solidaria, que permitió reforzar los lazos entre todos los miembros de la comunidad educativa. Fue una semana que me dejó un gran aprendizaje, tanto a nivel profesional como personal, y que me motivó a seguir esforzándome para aportar lo mejor de mí durante el resto de mi estancia en el centro.
SÉPTIMA SEMANA:
Llegada la última semana antes de las vacaciones, el ambiente en el centro se volvió mucho más relajado y festivo. Fue una semana especial, dedicada principalmente a actividades lúdicas y creativas relacionadas con la Navidad, como la elaboración de adornos navideños y la participación en varias excursiones. A pesar de este clima más distendido, aproveché el tiempo para concluir algunas tareas pendientes. Entre ellas, la entrega de los exámenes que había corregido personalmente. Durante la entrega, quise hacer algo más que simplemente dar las calificaciones, así que aproveché la ocasión para hablar individualmente con cada alumno. Este momento de interacción personal fue muy significativo, ya que me permitió brindarles retroalimentación directa y reforzar su confianza en el proceso de aprendizaje.
Además de las actividades en el aula, esa semana estuvo marcada por dos excursiones muy especiales. La primera fue una visita al Encuentro de Robótica en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), gracias a la invitación del profesor Ricardo Fernández. Esta experiencia resultó sumamente enriquecedora para los alumnos, ya que pudieron conocer de cerca el mundo de la robótica, participar en diversas actividades tecnológicas e interactuar con estudiantes y profesionales del ámbito científico. La curiosidad y el entusiasmo de los alumnos fueron evidentes durante toda la jornada, y muchos de ellos manifestaron lo sorprendidos y motivados que se sentían tras haber vivido esa experiencia. Sin duda, fue una actividad que dejó una huella muy positiva en ellos y les abrió nuevas perspectivas sobre el aprendizaje científico.
La segunda excursión se realizó al día siguiente, y tuvo un carácter mucho más recreativo. Junto a las clases de 4ºA y 4ºB, fuimos a la pista de hielo en La Vega, donde los alumnos pudieron disfrutar de una actividad diferente y muy divertida. Muchos de ellos no habían patinado antes, por lo que la experiencia fue completamente nueva y emocionante. A lo largo de la actividad, se respiraba un ambiente de compañerismo y alegría, ya que, entre risas y caídas, todos se animaban y ayudaban mutuamente. Fue una jornada inolvidable, tanto para los alumnos como para mí, ya que me permitió compartir con ellos momentos fuera del entorno habitual del aula y fortalecer aún más la relación que habíamos construido durante estas semanas.
La semana concluyó con una jornada especial organizada por el centro, que incluyó varias actividades recreativas para todos los niveles. Se realizó una gran yincana en la que participaron los alumnos de distintas clases, poniendo a prueba su destreza, ingenio y trabajo en equipo. Asimismo, los alumnos de 4º de la ESO prepararon y representaron una obra de teatro que fue muy bien recibida por el resto del alumnado y el profesorado. Estas actividades contribuyeron a crear un ambiente festivo y de despedida, perfecto para cerrar el trimestre antes de las vacaciones navideñas.
Finalmente, tuve la oportunidad de despedirme formalmente de mis alumnos durante la última sesión en el aula. Fue un momento emotivo, ya que, a lo largo de estas semanas, había logrado establecer una conexión especial con ellos. Muchos se mostraron apenados por mi partida y expresaron su agradecimiento por la ayuda y el apoyo que les brindé durante mi estancia. Algunos incluso tuvieron el gesto de regalarme cartas y pequeños detalles para que los recordara, lo cual me conmovió profundamente. Sentir que había dejado una huella positiva en ellos fue una de las mayores recompensas de esta experiencia.
Por mi parte, no puedo negar que también sentí mucha tristeza al despedirme. El cariño que me transmitieron tanto los alumnos como el equipo docente hizo que esta experiencia fuera especialmente significativa para mí. Me sentí muy bien acogido desde el primer día, y el respeto y la colaboración que recibí por parte de todos los profesores y del personal del centro me hicieron sentirme parte de esa comunidad educativa. Esta experiencia ha sido verdaderamente transformadora, no solo en el ámbito profesional, sino también a nivel personal. Me permitió confirmar mi vocación docente, valorar aún más la importancia de la educación y reafirmar mi deseo de contribuir al desarrollo y aprendizaje de los alumnos.
En resumen, esta última semana fue el broche perfecto para cerrar una etapa llena de aprendizajes, desafíos y momentos inolvidables. Me marcho del centro con un gran recuerdo de todos los que formaron parte de esta experiencia, y, sobre todo, con una profunda gratitud por todo lo que viví y aprendí durante mi estancia.
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